jueves, 20 de octubre de 2011

Sesión 10: "el amor, la confianza y la fuerza"

primera parte:

búsqueda de una canción-espíritu

A través de una serie de canciones propuestas por todos, el grupo ensaya diferentes ritmos y compases, con la idea de ir probando la posibilidad de crear una canción colectiva que de alguna manera vertebre el material y que sirva de pasaje, de puente y de espíritu de todo el proceso compartido.
Para el próximo ensayo se quedo en traer una serie de instrumentos artesanales o de juguete para ir concretando esta posibilidad.

segunda parte:
nos dividimos en dos mini-talleres
uno conducido por Ítalo y otro por Jesús.

Ítalo trabajo con Gadea, Teo y Carlos. Al inicio les dio a cada uno una serie de pautas precisas para realizar una exploración física.

Gadea: a partir de una serie de frases y teniendo como base la consigna: "el amor se baila" se le propone una exploración de movimientos y acciones que traduzcan un estado de libertad. Esta dinámica era interrumpida por una serie de textos en relación a la idea de amor y plenitud.

Carlos: la construcción de una frase coreográfica muy estructurada, con códigos reconocibles de la danza contemporánea, luego una improvisación de esta estructura con los ojos vendados.

Teo: se retoma la improvisación de la sesión anterior, un trabajo sonoro que parte de la garganta y que se desarrolla a través de todo el cuerpo, se trabaja desde la imagen del galgo.

Improvisación conjunta con los tres.

Por otro lado, Jesús trabajó con Mentxu y Paula en torno a la idea de la confianza. A través de un texto dramático en el que dos jóvenes charlan de su estado emocional, nos propusimos dar un salto a lo más personal. Comenzamos tratamos de extraer, adivinar o recomponder los personajes de ese texto de tal manera que pudiéramos asemejarlos a personas conocidas por nosotros. Una vez que les pusimos rostro a esos personajes, comenzamos a formularles a esas personas conociodas las preguntas a Dios que todo el grupo elaboró a título individual en sesiones anteriores. Cada uno de nosotros formulaba a los demás desde esa persona.
Más tarde, Jesús propuso un ejercicio: Mentxu y Paula se sentarían juntas en dos sillas paralelas mirando al frente. Jesús, desde otra estancia alejada, les formularía una serie de preguntas que él escribió para ellas, preguntas que se deducen de nuestro encuentro. La consigna era que una respondiera a la otra esas preguntas al oído, para que nadie sino ellas supieran esos secretos vitales de la otra. Pusimos una cámara frente al rostro de quien recibía la respuesta. Como la presencia de la cámara podría desvelar las respuesta acordamos responder con un pañuelo en la boca, de tal forma que ni pudiéramos leer los labios y preservar el espacio de confidencialidad entre las dos.
Una vez terminado el ejercicio, Jesús les pidió que una de las dos cerrara los ojos, mientras la otra la guiaba por la sala para que no se chocara con los compañeros y los muros. Fue Mentxu la que cerró los ojos. Durante ese ejercicio se comprobaba que Mentxu entrteabría los ojos para no chocarse. Jesús escribía en la pizarra para que Paula lo leyera: “No confía en ti. Abre los ojos” “cuando corra por la sala, confiará en ti” “dile que confíe en ti”. Mientras tanto, Carlos, Gadea y Teo estaban tratando de trabajar con el movimiento.
De manera consecutiva, Jesús les dio la última consigna a las dos: a Mentxu que se pusiera un pañuelo sobre los ojos y que interactuara con Carlos (que estaba bailando con los ojos vendados) y a Paula que hiciera todo lo posible con su cuerpo para que ni Carlos ni Mentxu se chocaran con los muros y objetos de la sala.
Tras este ejercicio, Jesús puso a Mentxu frente a la pizarra y le pidió que se retirara el pañuelo que cubría sus ojos.

Por último, pusimos en común todo el grupo un ejercicio que Ítalo les pidió: que cada uno dijese qué hacía por el mundo.

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